Había una vez una familia que vivía en una gran ciudad, la familia estaba compuesta por tres personas, el padre, Juan la madre, Reyes y su único hijo Pedro. Era una familia feliz, disponían de dinero suficiente para vivir bien. Vivían en un barrio donde había muchos emigrante, pero Juan no le gustaba mucho ese ambiente para que su hijo creciera.
Juan trabajaba en una gran empresa, cuando un día al llegar por la mañana. le dijeron que no viniese mas a trabajar, ya que habían prescindido de sus servicios. Cunado Juan llego a su casa, le contó lo que había ocurrido a Reyes. La situación era difícil, ya que no tenían suficiente dinero para vivir. Al cabo de un mes, a Juan le llego una oferta de trabajo, de una empresa muy importante, el único problema era que ese trabajo se encontraba en otro país, muy lejos donde ellos vivían. Lo estuvieron penando durante algún tiempo y al final tuvieron que marcharse fuera del país.
Juan estuvo trabajando en la nueva empresa, y vivieron en un barrio donde ellos eran los emigrantes, entonces se dieron cuenta que el ser emigrante no es nada malo y que no hay que rechazar a nadie sin conocerlo.
sábado, 31 de enero de 2009
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